martes, 22 de julio de 2008

¡Jaque Mate!


Como en un juego de ajedrez, va pasando la vida, y cada uno de los seres de esta tierra se asemeja a las funciones de las piezas. Algunos son peones, cuyo andar es lento, van paso a paso y añoran llegar hasta la otra línea, y cuando lo hacen pueden cambiar de personalidad por la que ellos quieran: algunos pretenden ser reinas, otros alfiles, pero el peón nunca cambia por peón, no es una buena jugada, estos son los primeros y más fáciles de derrotar. En la vida son gente humilde, trabajadores, que sueñan con un mundo mejor.

Luego están los caballos, que parece que van para adelante, pero justo al llegar al enemigo, dan un paso al costado, estos no se involucran mucho en los problemas y rara vez triunfan en la partida, solo ganan con la ayuda de otros jugadores. Son gente que aparentan ser mucho, pero su esencia es superficial.

Los alfiles, mis preferidos, son sigilosos, misteriosos, se camuflan entre la gente, pero cuando menos lo esperas aparecen para tomar revancha. No irán para adelante, pero pueden adelantarse en diagonal y volver atrás cuando ellos quieran. El jugador esta tan preocupado por comer a la reina, que no se percata de ellos, y ahí es cuando accionan. Si el jugador se desconcentra, son capaces de hacer jaque, y hasta desde lejos. Tienen un perfil bajo, pero no por eso dejan de ser eficientes y bien utilizados.

Escondidas, a veces inservibles, aparecen las torres, que no se les presta mucha atención, y no son bien utilizadas. Ellas pueden adelantarse hasta la otra punta del tablero, como así volver al instante. Pero dominan los ejes verticales y horizontales, hay que tener cuidado, pueden parecer a la distancia y impedir el movimiento del rey en una situación limite.

Y solo quedan dos personalidades, la reina y el rey. Se podría decir que son fundamentales, sobre todo el rey, que hay que presionarlo y presionarlo para derrotarlo, y cuando no tiene más escapatoria, hemos ganado el juego. En nuestra sociedad, el juego de ajedrez bien nos representa, el rey es incomible, y aun cuando se gana, el rey nunca se baja del tablero.
Mientras tanto, la reina se puede mover a su gusto, maneja el tablero, protege a su rey, invade a quienes no la apoyan, y es a la primera que todos quieren comer. Ella intenta el jaque en cada jugada, y si es “comida” se sufre más que cuando perdemos el juego. La reina es una pieza de poder, mientras el rey se queda en casa, la reina sale a conseguir el pan.

Como en un juego de ajedrez, en la vida cada uno es una ficha, con su personalidad, cada ser intenta ganar, derrotar al adversario, llegar al otro lado (que puede significar realizar una meta), y salir victorioso, conteniendo la mayor cantidad de jugadores a su favor.

Un jugador inteligente, generoso, humilde, que va para adelante, que arriesga en el momento preciso, que sabe defenderse y anticipar los movimientos del contrario, es quien llegara a cumplir su misión, cantando…
¡jaque mate!